A mi coco le gusta volar

Cuando se enciende la bombilla de la inspiración, la cabeza cabalga libre por el espacio interminable de la fantasía. Este libro tan solo requiere una presentación sencilla y también concisa para decir que su contenido está formado por narraciones breves de la existencia en el planeta Tierra, que deambulan entre sueños, ficciones y realidadesUn pequeño inventario inclasificable de historias muy cortas ataviadas con un envoltorio gráfico.
Una colección de relatos diminutos que viven para siempre como huéspedes permanentes del hospitalario papel que les sirve de acogedor refugio ocupando un frugal espacio. Al final, todo suministrado en pequeñas dosis, como gotas de esencia que buscan dejar un ligero y agradable aroma de moderadas ambiciones literarias, intentando que en todo momento esté siempre presente el imprescindible a la vez que terapéutico sentido del humor. La imaginación es el refugio en el que te escondes cuando la realidad cotidiana te asfixia, aunque la frontera entre lo real y la ficción es una línea muy fina.
Si te acostumbras a vivir ahí, puedes llegar a coquetear con la locura. ¿Y cómo lo sabes? Es muy fácil: En tu cabeza viajas a la luna, echas un vistazo y vuelves. El loco se queda allí para siempre. Siempre es reconfortante y salvador, el viaje a bordo de la imaginación que nos aleja del nauseabundo olor de la porquería terrestre circulante que amenaza con asfixiarnos.